El festival Burning Man, celebrado anualmente en el desierto de Nevada, se vio afectado por fuertes lluvias, lo que provocó que el lugar se llenara por completo de barro. Más de 72,000 asistentes quedaron atrapados en el desierto, y se espera que las carreteras de salida del evento vuelvan a abrir el lunes.
Según las autoridades, las carreteras de entrada y salida al desierto se cerraron el sábado, y se aconsejó a los asistentes que conservaran alimentos, agua y combustible. Los organizadores han alentado a los participantes a mantener la calma y les aseguraron que el festival fue diseñado para resistir condiciones adversas, como inundaciones. Sin embargo, la situación sigue siendo crítica mientras las autoridades investigan un posible fallecimiento y trabajan para reabrir las carreteras.
A pesar de que algunas personas abandonaron el sitio a pie a través del espeso barro, la mayoría de las casas rodantes quedaron atascadas en su lugar, según el sargento Nathan Carmichael de la Oficina del Sheriff del Condado de Pershing.
Hasta el domingo por la noche, aproximadamente 72,000 personas permanecen en el lugar, según una actualización publicada por los organizadores de Burning Man. Aunque las condiciones están mejorando en el lugar del evento, las carreteras de Black Rock City aún están demasiado húmedas y embarradas para abrir oficialmente el Exodus el domingo 3/9. La situación sigue siendo fluida, y se aconseja a los asistentes que se mantengan al tanto de la información más reciente en el sitio web del festival.